Puños y coraza de
hierro,
En su caballo cubierto
de fuego,
Muchas hablan de su
procedencia,
Del infierno ha
venido Cabalgando,
Un jinete del Apocalipsis
parece,
Pero viaja solo, con
la fuerza del acero,
No hay damisela que
no le tema,
Acecha, acecha en
busca de una boca para alimentarse,
La osadía del Jinete
solitario,
Una mujer, solo una
mujer, se ha dejado probar y jamás regresó,
Nadie la volvió a
ver, tampoco al otro ser,
El cielo volvió a su
más pura luz,
Todo ha vuelto a ser
normal,
A esa Mujer la bebió
entera y se la llevó donde el azufre habita,
Y aquí termina la
historia de la osadía del Jinete solitario.

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