La más pálida y suave
piel entre los cabellos más enredados,
Dos diamantes verdes y
muy claros,
Se llamaba Lila y
amaba las flores silvestres,
Sonreía con cada
brisa de verano y se alimentaba con la misma lluvia,
Coronitas de
margaritas encima de su cabeza,
Racimos de uvas en
sus manos,
Cantando y danzando,
Lila se bañaba en pureza y belleza,
Una niña disfrazada
de mujer,
Pero fue cuando en
esa mirada se perdió,
En esos ojos de fuego
enfermo,
Se dejó atrapar por
aquel ser extraño,
Sus padres absortos,
la buscaron sin cesar,
Lila Jamás regresó,
Aquella belleza y
pureza se convirtieron en polvo,
Lila se mece eterna entre las flores más silvestres

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