sábado, 19 de octubre de 2013

Fruta prohibida




No son espinas,
Un toque de néctar que paraliza,
Armonía en brillantina,
Fuego en la dulzura más pura de esa entrepierna,
De almíbar se deshacen esas bocas,
Un manantial de amor voraz,
Los amantes enjuagan las viejas penas,
Alimentándose todas las noches,
Y que belleza más plena me provoca,

Un día llegar a ser su fruta prohibida. 

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