Ensordecida se
arrastra hacia el mar,
Buscando lo que no le
trajo la marea,
Se sentía inerte en tierra,
Espíritu que
deambula,
Ensordecida,
Mujer que nunca
perdió,
Tampoco recibió,
Pero si dió,
Sus pasos la
perseguían ante tanta soledad,
Ensordecida,
Ya no se reconocía,
Una mancha ante los
espejos,
Solo corrió y corrió,
Y al agua se entregó
para limpiar tanto dolor,
En la espuma su
cuerpo se perdió,
Con cada tormenta
puedo escuchar su voz pidiendo perdón.

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